User manual

Instrucciones para el usuario
92
7.7.3 Vinos tintos
La temperatura de servicio de los vinos tintos depende de muchos factores, pero vista su naturaleza
“tánica” y menos ácida de los blancos, normalmente se sirven a temperaturas más altas. Vinos tintos
jóvenes poco tánicos se sirven normalmente entre 14 y 16 °C; con aquéllos más carnosos se llega a
16 °C y excepcionalmente a 18 °C.
Los vinos tintos jóvenes, tánicos y poco estructurados, pueden servirse también entre 12 y 14 °C sin
que se presenten astringentes y manteniéndose sin duda agradables. Esta norma vale para los vinos
nuevos que, gracias a su técnica particular de vinificación, se presentan con escasa cantidad de taninos
y pueden servirse más fríos respecto de los otros vinos tintos, presentándose igualmente agradables.
7.7.4 Vinos espumosos
Considerando la notable cantidad de tipos de espumosos existentes, establecer una norma válida para
todos tendría poco sentido. Los espumosos blancos, dulces y aromáticos deben servirse a una
temperatura de 8 °C; en efecto, gracias a su aromaticidad, pueden soportar bajas temperaturas.
Los espumosos dulces tintos, tales como el Brachetto, pueden servirse a temperaturas comprendidas
entre 10 y 12 °C; también en este caso los espumosos más aromáticos soportan temperaturas más
bajas, de hasta 8 °C, mientras que para aquéllos un poco más tánicos será necesario aumentar la
temperatura, hasta llegar a 14 °C.
Los espumosos secos -denominados de “método Charmat” o “método Martinotti”-, tales como por
ejemplo algunos Prosecco, pueden servirse a temperaturas comprendidas entre 8 y 10 °C.
Una consideración particular debe hacerse en cuanto a los espumosos “método clásico” y a los
“méthode Champenoise”, tal como la champaña. En general estos espumosos se sirven a temperaturas
comprendidas entre 8 y 10 °C pero si se trata de “milesimados” importantes o de cualquier forma de
espumosos afinados por largo tiempo, se puede llegar incluso a 12 °C para favorecer el desarrollo de
los aromas complejos que, lenta y fatigosamente, se han desarrollado en el curso del tiempo.
7.7.5 Vinos añejos y licorosos
La característica común a estos dos tipos de vinos es, en general, el alto porcentaje de alcohol y, con
frecuencia, el dulzor. Sin embargo, existen vinos licorosos secos, tales como el Marsala, que contienen
una cantidad de azúcares que no llega a ser percibido al gusto. Para estos vinos la temperatura de
servicio debe establecerse en función de la cualidad que se desea destacar. Si se prefiere acentuar su
dulzor, la complejidad de su perfume y su austeridad, convendrá servirlo a una temperatura alta, entre
14 y 18 °C, recordando que en este caso también el alcohol será puesto en evidencia.
En cambio, si se desea favorecer su frescura, y en el caso de vinos muy dulces en que se prefiere mitigar
esta característica, será necesario servirlos a una temperatura inferior, comprendida entre 10 y 14 °C.
Los vinos licorosos secos, frescos y jóvenes, pueden servirse a temperaturas más bajas e inferiores a
10 °C; de esta forma se reducirá notablemente la percepción del alcohol. Sin embargo se debe recordar
que, mientras más baja sea la temperatura, menor será el desarrollo de los aromas. El agrado y la
complejidad típica de los perfumes de estos vinos es una característica atrayente e interesante:
servirlos demasiado fríos significa sacrificar este importante aspecto.